- He orado durante decenas de años para que pueda recibir el perdón de los pecados. Así contó una persona quien acababa de escuchar y creer el Evangelio del perdón.
La gente creyente prosigue la tarea que Jesús dio a sus propios discípulos, y predica “el arrepentimiento y el perdón de los pecados”. Se ha dado el poder de perdonar los pecados a los creyentes. Podemos leer sobre esto en el Evangelio de San Juan, capítulo 20: “ Recibid el Espíritu Santo. A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos.”
Para el hecho de arrepentimiento no existe un cierto lugar o un tiempo definido. Si una persona cuenta que el pecado está pesando en su conciencia, un creyente le proclama el perdón de los pecados por la reconciliación de Jesús. Entonces es un momento bueno para recibir la bendición del evangelio.
Nos gustarían ser personas mejores y corregir nuestras obras. Sin embargo, no se arrepiente de forma que primero se mejora la vida y después, cuando se siente suficientemente bueno, se une a el grupo de los hijos de Dios. Jesús advierte de tal arrepentimiento. (Mat. 12: 44-45)
La fe cambia la vida
La razón y la fe son lo opuesto ocasionalmente, porque la fe no se puede alcanzar por medio de la razón. Incluso, esta es la voluntad de Dios: “ Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.” (1 Corintios 1:21.).
Jesús enfatizó la fe como la de un niño y mostró al niño como un ejemplo para el creyente. Un niño confía en sus padres: aún un bebé pequeño confía en recibir la atención y el cuidado necesario. De la misma manera Dios quiere que nosotros confiemos en su palabra.
Para el razonamiento de una persona es “un sermón tonto” que existen hijos de Dios en esta tierra, quienes han declarado el perdón de los pecados en la tierra desde los tiempos desde la muerte de Jesús hasta hoy en día. Pero Dios ha prometido en su palabra que tal “sermón tonto” va a salvar aquellos quienes creen en él.
Dios deja el Evangelio influenciar como “frutos del Espíritu” en una persona. El ser humano no necesita hacer nada más que recibir una bendición, Dios le va a dar todo lo demás. Es el Dios quien nos da, por medio del Evangelio, las fuerzas de creer. Cuando un hombre recibe el perdón de los pecados, se alimenta el deseo de cambiar su vida de acuerdo con la voluntad de Dios.
Texto: Juha Luokkala
Publicación: Päivämies 27/2015
Traducción: V. y D. N.
Julkaistu espanjankielisessä numerossa 10.5.2017
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