Hicimos un viaje de servicios a Saint Louis en Francia con Eero Nuolioja. Volamos al aeropuerto de Basel que está situada en lado de Francia, pero es un aeropuerto compartido entre Suiza, Francia y Alemania. Desde el aeropuerto nos quedaba sólo un par de kilómetros de viaje para la casa de Anne y Patrik Michel, dónde se organizaba los servicios.
Nos familiarizamos con su casa y cenamos con ellos el viernes por la noche. Ellos habían puesto la casa muy bonita ya con manteles blancos en las mesas y túlipanes en floreros. Nos damos cuenta con Eero como se extrañaba los servicios devotamente en la familia, cuando el hijo menor de la familia, Felix, nos preguntó:
- Tienen ustedes, señores ministros, las corbatas puestas mañana?
Después de haber dormido la noche en un hotel cercano, el proximo día nos volvimos a casa de la familia Michel dónde ya se había presentado unos veinte personas. Felix nos esperaba con entusiasmo en su vestido y con la corbata puesta. Los visitantes de los servicios eran jovenes que trabajaban o estudiaban en Europa Central, y familias que habían venido de Suiza, Francia, y algunos hasta de Chequia. Era importante para todos poder juntarse a escuchar la palabra de Dios, a conversar sobre la lucha en la fe, y a compartir las novedades de la vida.
Primero teníamos una escuela dominical juntos con los niños y adultos. El tema fue la aparición de Jesús a sus discípulos en el lago de Tiberias. Los niños escuchaban atentamente y contestaban las preguntas del instructor.
Después de una pausa Eero nos pronunciaba un sermón, y el tema fue la aparición de Jesús para los discípulos escondidos detrás de las puertas cerradas. En el sermón Eero declaraba que los discípulos fueron testigos de la resurrección. Ellos entendían sólo después de la resurrección que las profecías de la Biblia se habían realizado. Jesús trajó saludos de paz para sus discípulos que estaban allí detrás de las puertas cerradas, y les daba el oficio de la proclamación del perdón de los pecados.
En mi sermón yo les recordé a los escuchadores sobre el amor enorme que Dios nos ha demostrado al cogersenos y protegernos como sus hijos. Dios ha prometido a sus hijos una vida eterna una vez en el cielo.
Durante las pausas notabamos que los arreglos de los servicios funcionaban muy bien. Algunos visintantes de los servicios habían traído los pasteles. La familia Michel estaba encargada de la comida. Casi todos los visitantes participaron en los arreglos en turnos según sus capacidades.
Era también muy llamativo observar como los niños se quietaron a escuchar a los sermones, al servicio dominical y la devoción que teniamos. Sin embargo, durante las pausas había bastante conversación. Las canciones del Sión y himnos resonaban fuertemente, aunque al máximo eramos sólo 30 cantadores.
Al fin del día de los servicios Eero nos daba una devoción sobre el tema ”Por qué vale la pena creer?”. Después de la devoción conversamos, primero en grupos y después todos juntos. La conversación era animado y interesante.
El domingo el tema de los servicios era el Buen Pastor. Los dos ministros predicaban sobre textos que trataban del mismo tema. Era un día de verano bonito. Al cantar un himno veraniego, nos dimos cuenta que verdaderamente teníamos allí una fiesta, ”servicios de verano de Francia”, como comprobó Eero en su habla.
Durante el último himno nos sentimos nostalgía, y al mismo tiempo gratitud por ser hijos de Dios. Nuestra experiencia compartida era que estos servicios fueron esperados y muy necesarios para los hijos de Dios que viven en diferentes partes de Europa Central.
Texto: Pentti Eskola
Traducción: L.S.
Julkaistu espanjankielisessä numerossa 15.11.2017
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