Pentecostés es el día de conmemoración del envío del Espíritu Santo.
En el primer Pentecostés, el Espíritu Santo descendió sobre los Apóstoles en forma visible. Pentecostés es uno de los tres grandes días santos del año litúrgico. Acorde a estas celebraciones, nuestro año litúrgico se dividen en los períodos de Navidad, de Pascua y de Pentecostés. Sin embargo, en las últimas décadas, Pentecostés ha perdido su significado, y en la mente de muchas personas, el contenido de este día santo se ha desdibujado.
El Espíritu Santo une a los creyentes
Aunque no podemos ver al Espíritu Santo, la tercera persona de la divinidad es tan real y efectiva hoy como durante los tiempos de los Apóstoles. Según la cristiandad luterana, la obra de Cristo en el mundo continúa como la obra del Espíritu Santo en su congregación. El Espíritu Santo forma a los creyentes para ser una congregación, cuando se les une al Cristo, incluso unos con otros. La iglesia es el cuerpo de Cristo que el Espíritu reanima.
Según la enseñanza de Jesús, el Espíritu Santo es el Espíritu de la Verdad, que emana del Padre y da testimonio de Cristo. El Espíritu Santo defiende a los seguidores de Cristo, les guía a conocer la verdad y les informa de lo que está por venir. Este Espíritu no puede ser obtenido por la gente del mundo. Según Jesús, el Espíritu Santo revela que el mundo está equivocado. También muestra lo que es el pecado, la justicia y el juicio. El Espíritu Santo no habla diferentemente que el Padre y el Hijo, pero intermedia su mensaje.
El perdón de Dios
El Espíritu Santo dirige la función de la congregación de Dios en la tierra. Sin embargo, no significa que los miembros de la congregación no puedan hacer falsas elecciones juntos. Por lo tanto, es importante escuchar constantemente lo que el Espíritu dice a las congregaciones, así como Jesús mismo guio. En la Biblia hay muchos ejemplos donde los apóstoles en situaciones indecisos están estudiando cuidadosamente lo que sería la solución según la mente del Espíritu Santo.
La tarea más importante del Espíritu Santo en la tierra está relacionada con el perdón de los pecados. Cuando Jesús les dio el Espíritu Santo a sus discípulos, también les dio el deber y la autoridad de perdonar pecados. Jesús no les dio este puesto solamente a los apóstoles, sino a todos los que creen en él y que le siguen a él. Cuando un creyente proclama la absolución, esencialmente no implica el perdón del hombre, sino de Dios. Dios obra a través de una persona, mediante su Espíritu Santo.
Todavía hoy, el Espíritu Santo sigue funcionando en la iglesia de Dios. Él actúa en los creyentes en el deseo de contribuir para que la palabra de Dios continúe, y también se les da el poder necesario.
Texto: Pekka Aittakumpu
Publicación: Päivämies 19/2016
Traducción: V.N & D.N
Julkaistu espanjankielisessä numerossa 15.11.2017
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