Corinto era una ciudad bulliciosa donde la vida era mundana. En un sueño, el Señor se apareció a Pablo y le instó el predicar con valentía la Palabra de Dios en Corinto.
Después de leer el texto de la Epístola para la Pascua (1 Cor.15:12–22), dos preguntas pueden venir a la mente. Primero, pareciera que el ambiente festivo de la Pascua no se encuentre. Segundo, pareciera que Pablo defiende pobremente la resurrección.
Cuando uno examina el texto con más atención, uno se da cuenta de que Pablo se acerca al asunto sabiamente. Apoyado por las pruebas presentadas en el texto previo, el no sólo establece que la resurrección ha tomado lugar, sino que también revela su importancia en la historia de la salvación Cristiana. Ahí Dios extiende su mano bondadosa para ayudar a la humanidad.
El Señor nos exhorta a predicar
Pablo permaneció en Corinto más tiempo que en otros lugares durante su segundo viaje misionero (entre 50–53 DC). Corinto era un puerto muy concurrido y un centro comercial donde la vida era mundana. Allí Dios se le apareció a Pablo en un sueño y le pidió permanecer en la ciudad y que predicase la Palabra de Dios con valentía.
Pablo se quedó en Corinto un año y medio (Hechos 18:2–3, 9–11). Allí se estableció una congregación que tuvo que luchar con muchas dificultades. En sus cartas a los Corintios, Pablo tuvo que tratar, entre otras cosas, con la formación de grupos en torno a los predicadores de la palabra. A veces el tono de las cartas de Pablo es estricto y otras veces es suave (por ejemplo, 1 Cor.13). Las cartas también incluyen una explicación doctrinal de la Palabra de Dios.
El mensaje gozoso del evangelio
Pablo señala el asunto más importante a los Corintios: "Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo . vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios” (1. Cor. 2,1–5).
En el capítulo 15 de su carta, Pablo le recordó a los Corintios del evangelio que él les había predicado: " Asimismo, hermanos, os declaro el evangelio que os he predicado, el cual también ha recibido y en el cual también perseveráis; Por el cual también sois salvados. "
Pablo dice de Cristo, quien murió por nuestros pecados, que fue sepultado, y que Dios despertó al tercer día - como se había predicho en la Escritura. El testimonio de la resurrección de Jesús no era la tumba vacía, sino que el Jesús viviente se le apareció a Pedro y los otros discípulos, e incluso a un grupo de quinientos hombres. Pablo también tuvo su propia experiencia del encuentro con el Resucitado.
Aparentemente, hubo cierta incertidumbre con respecto a la resurrección en Corinto, debido a que Pablo se preguntaba por qué, en la opinión de muchos, no había la resurrección de los muertos. Esto puede haber sido la influencia de un grupo de Judios llamados los saduceos quienes no creían en la resurrección. Puede también pudo haber sido el propio razonamiento de la gente.
Hay esperanza
Jesús, como el Hijo de Dios, venció el poder de la muerte. Él también tenía el poder de despertar a los muertos. Lázaro, entre otros, experimentó esto (Juan 11: 1–44) y el hijo de la viuda de Naín (Lucas 7:11–17).
La muerte es real para la humanidad y nos implica a todos. Somos partícipes de la herencia de Adán – la muerte. La mente carnal dice que cuando un cadáver dentro de un ataúd es colocado en el sepulcro, no hay retorno. Desde la perspectiva de la fe, la situación, sin embargo, no es irremediable.
Además de proporcionar nuestra vida con una dimensión temporal, la fe también nos ofrece una dimensión espiritual. A causa del pecado un hombre puede estar espiritualmente muerto, a pesar de encontrarse vivo. Estos son el tipo de personas de quienes Jesús se refirió cuando dijo: " De cierto . Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán" (Juan 5:25). Este tipo de sermón que despierta a los muertos se escuchó en Corinto. La misma proclamación resuena en medio de nosotros en la predicación del reino de Dios.
La resurrección de Cristo es una demostración del poder de Dios. Sin ella, no tendríamos conexión con Dios. El Jesús resucitado se le apareció a Sus discípulos, sopló el Espíritu Santo sobre ellos, y les dio el poder de perdonar los pecados.
Las enseñanzas de Pablo se resumen en los últimos versículos del texto: "Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados " (1. Cor.15:21, 22).
La resurrección no es una cuestión de libre elección para cualquier persona. "Porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación " (Juan 5:28, 29). Por la fe y la gracia de Dios somos partícipes de la resurrección de la vida.
Texto:Mikko Uljas
Publicado: Siionin Lähetyslehti 3/2013
Traductor: Melanie Wisuri
Tekstissä käsitellään seuraavia raamatunkohtia: 1 Cor. 15:12–22
Julkaistu espanjankielisessä kieliliitteessä 4/2014.
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