El conocimiento del mundo empieza desde muy pequeño, el niño desde muy temprano ya empieza de aprender sobre el mundo. Y más tarde el conocimiento sobre el mundo aumenta. Siempre me ha sorprendido de que los pensamientos de los niños muy pequeños ya son demasiado inteligentes. Hasta se puede sentir en ellos angustia sobre todo lo increíble que pasa a su alrededor.
Cuando se desarrolla el cerebro, todo parece nuevo y emocionante porque por primera vez el niño piensa y entiende los fenómenos que se encuentran alrededor de su vida.
Nunca podemos minimizar sus experiencias. ¡Los niños son inteligentes! Todos los niños pequeños tienen hasta un interés científico.
Los niños son también muy listos, escuchan y sienten los pensamientos y los sentimientos de los adultos. Los niños son muchas veces aquellos que en la familia son los más sensibles – hasta pueden comentar algo si ven que los adultos tienen preocupaciones. Pero nosotros los adultos ¿si fuéramos inteligentes?
¿Podríamos ver los problemas de los niños o los jóvenes? Un callado e introvertido joven talvez tiene muchas preocupaciones o una carga pesada. ¿Tenemos nosotros los adultos suficiente tiempo y sensibilidad de ver su mundo o sus pensamientos? Talvez deberíamos hacer algo junto con el joven, ir a pescar o algo que el joven empiece a contar sobre sus asuntos importantes.
Es importante que demos tiempo para los jóvenes. El joven siente necesidad de contar sus cosas.
Se dice, que los niños son ciudadanos de reino de los cielos, por su naturaleza. El niño confiesa su fe con voz alta y quiere confiar en Dios hasta donde los adultos ya no pueden. Jesús nos puso como ejemplo la fe y la confianza del niño.
En las tribulaciones y las dificultades de la vida, es bien difícil de satisfacer las necesidades del niño y estar contento con la vida del día a día.
Nosotros sentimos que no somos capaces de eso. Aunque es algo que nos incitan a hacer.
¡Vivamos como los niños, día a día, dando gracias por lo que tenemos! ¡Dios nos ha dado una vida increíble, una vida exquisita! Tenemos derecho de estar muy satisfechos por nuestras vidas propias y todos los pequeños regalos y posibilidades que nos trae la vida.
Las cosas no tienen que ser algo grande o fino. Una maravillosa aventura de la vida puede empezar en la puerta de nuestra casa. Si tienes posible, lleva a un niño como guía para la aventura.
Yo me he sorprendido varias veces de las capacidades de los niños de guiarme. En estas aventuras yo he aprendido mucho de la vida.
Texto: Pekka Tuomikoski
Traducción: A.M.
Julkaistu espanjankielisessä numerossa 22.8.2018
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