El, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.” (S. Mateo 19: 4-6.)
Matrimonio bendecido por Dios
EL matrimonio es una institución santa, una cosa hermosa y natural. Dios estableció el matrimonio para que la mujer y el hombre esten bien. También, el matrimonio es importante para la organización de las comunidades, ya que las familias con parejas casadas son las células básicas de la sociedad.
Entonces tratamos un tema importante: el matrimonio debe ser creado y bendecido con la oración y la palabra de Dios. Dios juntó Adán y Eva, y aún quiere unir cónyuges en matrimonio.
El matrimonio es una alianza voluntaria entre el hombre y la mujer. Compromettdos a demostrar lealtad y amor en los buenos y en los malos tiempos hasta la muerte. El amor conyugal no es, como muchos piensan, un mero sentimiento, sino voluntad y esfuerzo incluso cuando no haya sentimientos especiales.
Ni dos, sino una sola carne
Por eso enseñó firmemente: “Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.” Esto significa progreso espiritual de la alianza, así como que el contacto sexual.
Dios no nos consagra a una alianza temporal, sino permanente. Lo que Dios une, que no lo separe el hombre. El anillo de boda simboliza la alianza inseparable y permanente, sin principio ni fin. En el idioma original de la Biblia, matrimonio conyugal significa “pegar firmemente entre si.”
Ser fiel a la pareja
La fidelidad conyugal va más alla de la fidelidad sexual. Consta incluso una responsabilidad y cuidado por la vida del otro. Una dedicación tal conyeva una sensación de seguridad sin miedo de neglicencia. Es un gran privilegio poder compartir toda su vida con otra y tener a un compañero con quien poder hablar de cosas buenas y malas, los temores, y ser débil sin prejuicio. Divorcio, el casarse de nuevo, o con un repudiado, son pecados de adultera segun Jesús (Mateo 19: 9.; Marcos 10: 11-12.; Lucas 16:18). Los divorcios traen mucho sufrimiento, no menos importante en la vida de los niños.
Compartimos la responsabilidad
El matrimonio es un regalo y una asignación. “Dios une” derive de la lengua original de la Biblia “Dios forma yunta”. Los campos de la epoca de la Biblia fueron arados de tal manera que la yunta de dos bueyes trabajaron aunados tirando un arado. Yugo era un artefacto transversal de madera encima de los hombros, los bueyes formando una yunta, y en el que fue sujeto el timón del arado. Los cónyuges están juntos para tirar la responsabilidad compartida del arado. El Apóstol estableció Cristo como ejemplo del hombre, el mayor cuidando a su familia, que hizo cargar la iglesia y dió su vida por ella (Ef 5:25). En matrimonio, en la alegría y en los inconvenientes, un hombre puede dedicarse profundamente a la razón de la vida profunda y Dios ha regalado la pareja para ayudar. Uno puede casarse tranquilamente.
El trabajo creativo de Dios y la familia humana continuan en el matrimonio. Los niños implican una responsabilidad y traen alegría y bendición a la casa. Educando a los niños los cónyuges pueden unirse a la cadena de las generaciones como madre y padre, y construir un buen futuro para el país. Sus vidas tendrán un propósito.
Pertenecer a la congregación
Unirse en matrimonio no significa que una mujer y un hombre perderían su unicidad entre Dios. En las cuestiones básicas de la fe tendrán que andar por el mismo camino en el mismo ritmo. No obstante, en cuestiones condicionales se puede tener percepciones divergentes. Una pareja con respeto a la singularidad de su cónyuge se compara a los árboles paralelos, tambaleandose en direcciones opuestas en el viento.
La unidad del matrimonio no significa aislarse de los demás. Es preciso que los dos conserven la conexión con el hogar, los parientes y amigos. Esas conexiónes sólo se forman de una manera nueva. También es importante mantener la conexión a la congregación. La pareja debe visitar a los servicios y mantenerse en contacto con amigos de todos modos. Así Dios puede cuidarles en su fe.
Cuidado por el evangelio
En el matrimonio se puede tener días dificiles también, porque somos corruptos por el pecado. El primer conflicto familiar puede ser un choque: pues es aquí que se acaba nuestra relación? Parejas con dificultades graves pueden buscar ayuda con muchos profesionales. Sin embargo, las parejas cónyugales pueden aprender de los más cercanos , por ejemplo las parejas mayores.
Cuando la esposa muere, y ya termina el matrimonio, se nota entonces cómo se han crecido y se han unido en matrimonio. Apoyados a Dios y los amigos es posible superar la pérdida. El compromiso de la lealtad y el amor consagrado en la boda, mantuvo hasta el final. Somos creyentes y así consolados por la maravillosa esperanza del reencuentro.
Texto: Leo Väyrynen
Publicación: Vuosikirja 2006, Oikea ja väärä (Anuario 2006, El correcto e incorrecto)
Traducción: Hannu Hämäläinen
Julkaistu espanjankielisessä numerossa 16.11.2016
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