El matrimonio pertenece al orden de la creación de Dios. Dios creó al hombre y la mujer en relación mutua, la igualdad, para mantener la vida. El matrimonio no es sólo una cuestión de orden impuesto por Dios, sino que también ha prometido bendecir la unión. Abajo de la bendición de Dios, todos los matrimonios establecidos aplican su mandato para nutrir contacto mutuo. En el matrimonio hay una oportunidad de experimentar la gran riqueza y el regalo de la vida, la alegría planteado a través de los niños, el milagro de crecimiento.
Como cónyuges creyentes experimentamos una conexión espiritual, y nos gustaría peregrinar de acuerdo con nuestra vocación. Creemos que abajo de la influencia del amor de Dios, tenemos un deseo espiritual de alimentar el bien, pero como seres humanos sentimos la perdida de habilidades y de fuerza en muchas etapas de nuestra vida.
Alado de tu corazón
Cada hombre, desde retoño ya a conocido de Dios, descansa un momento alado del corazón de la madre. El milagro de la creación, el nacimiento, se actualiza y el regazo de madre da seguridad para el principio de la vida. Nacemos en una relación de interacción en la cual se responde al hambre, al frío, al dolor y al cancancio.
Cada ser humano anhela acercarse a otra persona, tal como un niño previamente al regazo de su madre. Esta es la necesidad innata del hombre. Necesitamos otra persona para compartir experiencias de vida. En el mejor de los casos, el propio cónyuge es un tipo de persona con quien surge la sensación del encuentro y la presencia. Con su compania se puede nacer una experiencia de conexión que asegura que somos valiosos, importantes y queridos.
El secreto es grande
La relación entre Cristo y la congrecación se compara con una relación de matrimonio entre un hombre y una mujer: “Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia. (Efesios 5 :. 31-32) En el matrimonio, es posible aprender la voluntad última de Dios: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. “(Lc. 10:27).
Cuando nos casamos, contraemos una unión con otra persona. Nos comprometemos y prometemos mucho. Desde la base del acto de la creación el hombre tiene la necesidad innata de comprometerse. La promesa de unirse, el deseo de convertirse en una sola carne, se publica, se autoriza, se bendice en la ceremonia de boda. Nos comprometemos a amarnos uno al otro hasta la muerte. La vida junto con su cónyuge, tomando en cuenta uno al otro y siendo fieles, nos da la oportunidad para ser la imagen de Dios, un intermediario del amor. El matrimonio no se basa únicamente en el sentimiento de amor, pero es una promesa y se basa en la voluntad.
Una sola carne
Pablo enseñó que “Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia. - - Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.”(Ef 5: 28-29, 31.)
Según nuestra fe la relación entre el hombre y la mujer en el matrimonio es ígual. Cristo está como la cabeza del hombre y la mujer. La experiencia de la unidad espiritual, mental y física vale la pena. Se nos requiere la obediencia a la palabra de Dios y el deseo de ser obediente para el cónyuge. Para ser una sola carne se nececita comunicación en diferentes niveles de interacción. Requiere palabras, la lengua, los oidos, los sentidos, el deseo de escuchar y oír, el deseo de expresarse a si mismo. Es una cosa muy extensa.
Pedro aconsejó a las parejas casadas: “Como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza. – Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.” (1 Pedro 3 : 6-7).
Binomiales
Viviendo como una sola carne requiere de los cónyuges amar al otro como a si mismo, requiere el respeto, la fidelidad, la confianza y la transparencia. Es importante que ambos puedan expresar libremente sus opiniones, sus necesidades y sus sentimientos. Para estar cerca de la otra persona deberia ser tan seguro que podriamos expresar los sentimientos aun dificiles, como la tristeza, el miedo y la ira. Para solucionar las contradicciones necesitamos pedir y dar perdón. Cuando creemos en el evangelio, experimentamos la gracia del comienzo nuevo y recibimos fuerzas para conversar sobre el asunto por tanto tiempo para que las mente de los dos se liberen en la verdad.
A veces las disputas de los cónyuges pueden conducir a la violencia mental o física, o la amenaza de la violencia. Los sentimientos de los celos, de la ansiedad, de la soledad y de la depresión pueden revelar que no se han parado a pensar suficientemente en los asuntos. La búsqueda de la ayuda de otros creyentes o de los profesionales reflejan el deseo de ser obediente a la palabra de Dios, el deseo de cuidar de sí mismo y del otro.
Cuando ambos cónyuges tienen el deseo de construir una relación, es posible aún en una situación bastante difícil. Hay diferentes etapas en el ciclo natural de vida. A veces para llegar a una real compania de vida se debe caminar aún el camino rocoso. En la compania hay presencia real y respetuosa, fidelidad, confianza y transparencia.
El lenguage hermoso es como las flores del campo. Una mañana mejor se crea hoy por medio de una interacción positiva. Esta está relacionada en la enseñanza de la Biblia sobre los frutos del Espíritu: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza.” (Gal 5: 22-23).
Texto: Ritva Vatjus
Publicación: Ajankohtaista 2012, Jumalan valtakunta muuttuvassa ajassa (Anuario 2012, El reino de Dios en tiempo cambiante)
Traducción: Veronika y David Navas
Julkaistu espanjankielisessä numerossa 16.11.2016
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