Reicibiste la invitación a la fiesta?
– Sí, lo recibí, pero no se como vestirme.
– Pero en la invitación lo aconsejaron.
Hay varios tipos de invitaciones. Algunas de ellas uno acepta, a veces uno tiene impedimentos.Por lo general, se prepara para la fiesta respetando a la persona quien envió la invitación.
La mayor de todas las invitaciónes seculares, es la invitación a la comunidad de Dios dirigida a todo el mundo (Lucas 14: 16–23). Esto tiene su base en el amor de Dios hacía el ser humano.
Dios creó al ser humano a su imagen. Sin embargo, el pecado dañó esta imagen. Por su amor, Dios estableció un plan para salvarle al ser humano que había caído al pecado. Sobre este plan, tenía un acuerdo con su Hijo ya antes que fuese creado el mundo. En este plan Dios invita al ser humano a volver a su unión.
Un don perfecto por gracia
La invitación que Dios presenta al ser humano es tanto un don como un consejo. Un regalo no es regalo si se requiere esfuerzos para recibirlo. Un don perfecto se recibe por la gracia, por la buena voluntad de el que lo da. Para recibir el don que Dios nos dirige, se requiere la fe en Dios y en su palabra. Este don es el perdón de los pecados. Además, la invitación de Dios comprende también la bendición de la vida temporal y la vida eterna.
La fe es trabajo de Dios (Juan 6:29, Fil 1:29). Dios abre el corazón a recibir el don de la fe. Por la fe, un ser humano puede llegar a ser propietario de la justicia confeccionada por Cristo. Así se prepara para la fiesta celestial respetando al Padre, vistiéndose de independientemente tal manera que le sirve a Dios al llegar ante sus ojos.
Un ser humano no puede merecer su propia bienaventuranza. Para esto, se necesita el gran amor de Dios. Esta indicación del amor y bondad se veía y escuchaba en el Jordán, cuando San Juan Bautista dijó al verle a Jesús: ”He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!” (Juan 1:29). Dios dió su Hijo para expiación de nuestros pecados. Por esto, nuestra bienaventuranza se funda totalmente en el amor perfecto de Dios.
El buen mensaje, el evangelio, le invita al ser humano que ha perdido la conexión viva con Dios. Martin Lutero comprueba: ”No por mi propia razón ni por mi propias fuerzas puedo creer en Jesús Cristo, mi Señor, ni llegar donde Él está. Sin embargo, el Espíritu Santo me ha invitado por el evangelio, me ha aclarado sus dones, santíficado y protegido en la fe correcta.”
La invitación al arrepentimiento
Dios se dirige y le despierta al ser humano en los destinos de vida, en la naturaleza y en las etapas de los pueblos. Especialmente se dirige a nosotros y nos invita en su palabra. Si oyereis hoy su voz, no endurezcaís vuestros corazones, como en la provocación (Hebreos 3:15).
Dios es paciente y generoso en su amor. Él esperará para tener piedad, será exaltado teniendo misericordia (Isaías 30:18). De todos modos, hay que recordar que Dios no reprende o invita infinitamente. La invitación del amor de Dios es siempre seria. Según las palabras de Jesús, los que no aceptan la invitación, no llegarán al cielo (Lucas 14:24).
Es característico a un ser humano posponer la desición. Muchas personas calculan y dicen que se arrepentarán alguna vez más luego, cuando ya serán mayores o cuando se acercará la muerte.
Un versículo en la carta a los Romanos (Romanos 2:4) estímula al ser humano a reflexionar preguntando: ¿Menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? El amor de Dios que puede salvar sirve para un ser humano independientemente como uno se encuentre. Al arrepentirse una persona se salva a sí mismo (Ezequiel 18:27).
Los propios de Dios predican
Muchas personas se preguntan estos dias: Donde encuentro al Dios vivo, donde puedo tener compasión? Cristo fundó su reino en la tierra. Juan cuenta como la nueva Jerusalén descendió del cielo (Apocalipsis 21:2-3). En esta ciudad santa, en el reino de Dios, se ha escondido la palabra de Dios.
La tarea del reino de Dios es presentar continuamente el buen mensaje del evangelio. Dios ha dejado a sus propios el encargo de proclamar la palabra de reconciliación (2. Cor 5:18). Por el evangelio, Dios sigue invitando a los pecadores a arrepentirse. Él espera con paciencia para poder conceder gracia, y guiarle a un ser humano a ser habitante de su reino.
Cuando Cristo vuelva nuevamente al mundo en su gloria y brillo, los habitantes del reino de Dios se levantan donde el remitente de la invitación, Padre celestial está. El evangelio lleva a los que lo creen consigo a la alegria eterna.
Texto: Oiva Savela
Publicación: Siionin Lähetyslehti 1/2016
Traducción: L. S.
Julkaistu espanjankielisessä numerossa 10.5.2017
Blogit
Luetuimmat
Toimitus suosittelee
Viikon kysymys