En el mundo que Dios creó todo estaba bien. Pero todo cambió cuando el enemigo de las almas tentó a Eva a que comiera el fruto del árbol prohibido. La mujer no pudo resistir la tentación, sino que la tomó y se la comió. Entonces ella se la dio a su esposo y este también comió.
Dios llamó a quienes cayeron en pecado y habló con ellos. El Señor maldijo a la serpiente y puso persecución entre la semilla de la serpiente y de la mujer. Al mismo tiempo Dios informó que la semilla de la mujer romperá la cabeza de la serpiente.
Esta fue la promesa de salvación y de redención, en la que el Padre y el Hijo estaban conversando desde el principio de los tiempos “Mi hijo eres tú, yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones y como posesión tuya los confines de la tierra.” (Sal 2: 7-8) El hijo estaba feliz de cumplir con la voluntad del padre (Sal 40:9).
En el momento de la caída, la imagen de Dios en el hombre fue corrompida y el hombre empezó a ser atraído por el mal. él no ama a Dios sino a sí mismo y al mundo. (KO 22, Doctrina Cristiana de la Iglesia Evangélica-Luterana de Finlandia) El apóstol Pablo declara que no hay bien en él, porque el pecado habita en su carne y sangre.
Muchas personas han buscado la paz en su conciencia sin darse cuenta de que el hombre es salvo solo por la fe, solo por la gracia, solo por Jesucristo. Al hacerlo, pueden haber buscado un Dios misericordioso a través de su propio trabajo, orando, leyendo la Biblia, o practicando el bien.
Solo por Cristo
El amor del padre Celestial, la gracias de Dios y la fe viva están completamente relacionadas y unidos con Jesús quien es nuestra salvación. El apóstol Pablo escribió en el Libro de Corintios “Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.” (2 Co. 5:19)
La gracia de Dios se acerca al hombre a través de los pecadores arrepentidos , a través de los sacerdotes del Espíritu Santo. Para aquellos que están en angustia a causa de sus pecados, Jesucristo es el Redentor de todos los pecados. En el sermón del evangelio, Dios regala la fe con la que limpia el corazón. Los sirvientes, es decir los creyentes, visten al niño pródigo con el vestido de fiesta más caro. Es el vestido de bodas, la justicia, que Jesús ha preparado para todos.
Mantengámonos despiertos en la fe
El nacimiento de Jesús es un acontecimiento muy grande en la historia del mundo. Pero más importante es el hecho de que si Jesús no hubiese nacido, ningún hombre tendría la vida eterna. ”Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Ro 6:23).
Las profecías de los profetas sobre el Mesías se cumplieron literalmente en el nacimiento del Salvador en la Navidad, su relación con la gente y sus discípulos, en los sufrimientos del Viernes Santo y en su muerte en la cruz, la resurrección victoriosa en la Pascua y la ascensión. Los hijos de Dios del nuevo pacto están esperando con fe ver el día en que Jesús vendrá por segunda vez a la tierra. Entonces ya no tendrá misericordia de nadie. Y les dará a todos un juicio justo. Los bendecidos del Padre están llamadas a la gloria eterna del cielo, pero los malditos están llamados a la perdición eterna. Solo Dios sabe cuándo llegará el último día.
Nacido de la Virgen María
Dios había escogido a la Virgen María como madre de su hijo, el ángel le dijo a la joven María: “Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESúS. El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.” (Lc 1:31,35).
El fiel creyente José, que estaba a punto de abandonar en secreto a su esposa embarazada recibió la visita de un ángel con un mensaje: “José, hijo de David, no temas recibir a María, tu mujer, porque su hijo ha sido concebido por el Espíritu Santo. María tendrá un hijo, a quien pondrás por nombre JESúS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”. (Mt 1:20,21.)
Mucha gente niega que Jesús nació de Virgen. La razón del hombre no puede comprender el secreto de la fe. La fe abre el entendimiento. El hijo de Dios nació sin pecado, santo y puro. El trabajo de redención de Jesucristo cubre toda la vida humana: comienza en el momento en que se crea en el vientre de la madre y llega al último momento, hasta la muerte. La vida es un milagro único dado por Dios por el cual el hombre es responsable ante el dador de la vida.
Jesús expió nuestros pecados
El viernes Santo, Jesucristo estuvo ante de Dios y clamó en agonía: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? En sus últimas palabras, el Salvador dijo: “todo está cumplido”. Por el amor a todas las personas, Jesús sufrió, murió en la Cruz, derramó su sangre y cumplió la ley exigente de Dios por nosotros. Sin derramamiento de sangre, no hay perdón de pecado. Pablo enseña en el Libro de Gálatas: “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción como sus hijos”. (Gl 4:4-5).
Y a través de Isaías, Dios animó a su pueblo diciendo: ”No temas, que yo te he redimido te he llamado por tu nombre, tú eres mío. Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo, cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas, cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán las llamas”. (Is 43:1-2).
En el tercer día Jesús resucitó de entre los muertos, para hacernos justos. En la resurrección, Jesús venció el pecado y el poder de la muerte. Así Jesús nos hizo aceptables a Dios y abrió un camino al cielo para aquellos que creen en la salvación.
Texto: Pekka Tervo.
Este texto se ha publicado en el libro “En el Futuro y la esperanza”, de SRK en 2000. El texto se ha recortado.
Traducción: E.C
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